Jesús se va al Padre y conviene que eso suceda, porque, así, permanecerá con el Padre y también en nosotros, pues quien guarda su Palabra será amado por el Padre y ambos, Hijo y Padre habitarán en él. Es lo que nos dice Jesús para nuestra tranquilidad. Sabe de nuestras angustia y tristeza porque no entendemos y creemos que se va.
Por eso y para eso, el Padre nos envía el Espíritu Santo, quien nos va a fortalecer, a iluminar, a darnos sabiduría y paz para que guardemos su Palabra y permanezcamos en Él. Gracias, Señor, por estar siempre presente en nuestra vida y por darte como alimento espiritual para que no desfallezcamos ni perdamos el rumbo y el sentido verdadero del camino que nos lleva hacia Ti.
Gracias, Señor, por revelarnos tu Palabra y darnos la fe para abrirnos a ella. Gracias, Señor, por ser elegidos y, sobre todo, cada día soy más consciente de ello, de bendecirnos con la fe y de fiarnos de tu Palabra. Es una Gracia que no merecemos y que nos da dicha y gozo. Te pedimos, Señor, por todos aquellos que, creyéndose inteligente y capacitados, te cierran las puertas de su corazón y no dejan que la Luz del Espíritu Santo les ilumine y les ayude a ver el verdadera camino que conduce a la salvación.
Eres Tú, Señor, el Pan de Vida Eterna que no sostiene y nos llevas hacia el Padre. Gracias, Señor, por el don de la fe y los dones del Espíritu Santo, que nos fortalecen y nos preparan para vivir en tu presencia y guardar tu Palabra. Amén.
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