Sabemos de las dificultades y peligros que nos acechan en este mundo. No es cosa de ahora, sino que ha sido así siempre desde que el mundo es mundo. Todas las épocas han tenido sus peligros y problemas, y la nuestra no es la excepción. Jesús también fue perseguido y excluido de su pueblo hasta el extremo de que le condenaron a morir crucificado. La causa la misma que ahora. Su mensaje de Buena Noticia de salvación parece que molesta, se rechaza y se prefiere otros mensajes. Otros mensaje donde priman los egoísmos de hacerse con el poder y las riquezas.
Ante esta realidad, que también vivimos hoy, quiero pedirte, Señor, paz, sabiduría y fortaleza para enfrentarme a estas dificultades y peligros que amenazan con tragarme y desviarme de tu camino. Quiero pedirte entereza y firmeza para no desfallecer ni entregarme a este mundo que vive de espaldas a Ti y que camina ciego a su propia destrucción. Quiero seguirte y pertenecer a tu mundo, Señor, ese que Tú nos promete donde el amor fraterno prima por encima de todo y donde la persona es el centro ante el poder y las riquezas, dioses de este mundo.
Danos, Señor, la paciencia, la perseverancia y la sabiduría de elegirte y, a pesar de ir contra corriente y ser odiado, como te sucedió a Ti, por este mundo, tener la entereza de sostenerme y de perseverar firme en tu presencia y en tu Palabra dando siempre testimonio con mi vida. Sé que eso no es fácil y que, por mi parte , tengo que poner todos mis talentos, recibidos gratuitamente de tu Mano generosa, al servicio de los demás y abiertos a tu Gracia. Y eso exige esfuerzo y entrega cada día.
Sé también, Señor, que aunque cada día se presenta esa lucha en mi vida y me fe y mi perseverancia se ponen a prueba, Tú, Dios mío, no me envías pruebas superiores a mi fuerza. Si al límite, pues son esos momentos donde pongo a prueba mi fe, pero siempre con la asistencia del Espíritu Santo para salir victorioso si confío en Tu Palabra. Y es eso lo que te pido, Señor. Amén.
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