No se ama con las palabras sino con el servicio. La prueba del amor son las obras. Y, las obras, se ven en el servicio. Luego, amar es estar abierto a esa actitud permanente de servicio. Es la actitud que nos propone Jesús y la que el mismo tomó en su vida en este mundo. "No he venido a ser servido, sino a servir", nos ha dicho con su Palabra y con su Vida.
Por lo tanto, no puedes decir que amas si no estás dispuesto a servir. Y servir, sobre todo, a los que lo necesitan, débiles, pobres y pequeños. Y servirlos de forma gratuita, incondicional, sin búsqueda de recompensa y, simplemente por amor. Un amor que no es fácil, humanamente hablando, de realizar, porque, nuestra razón siempre busca dar a cuenta de recibir.
Por eso, necesitamos buscar la Fuente del verdadero Amor. Un Amor que transforma y lo puede todo y que no fortalece para darnos gratuitamente, incondicionalmente y simplemente por amor. Danos, Señor, te lo pedimos con todas nuestra fuerzas, la Gracia de ofrecernos a servir gratuitamente y por amor. Hacerlo a tu estilo y propuesta, no como a nosotros nos gustaría y nuestra razón propone. Cambia, Señor, nuestro egoísta corazón por un corazón generoso, misericordioso y abierto a darse por amor. Amén.