Llegará la hora, porque, el reloj de nuestra vida no se para y el momento del Anuncio está presente. Cada instante de nuestra vida es una página del anuncio de la presencia de Dios. Esa presencia que Jesús nos transmitió con su Vida y su Palabra. Y ha llegado esa hora en la que Él, con su Vida y Pasión, ha glorificado al Padre entregando su Vida.
Ahora, el Padre le ha glorificado resucitándole para mostrarnos a nosotros su Gloria y el triunfo de la Vida sobre la muerte. Jesús es gloria del Padre para que todos veamos en Él el Amor Infinito y Misericordioso del Padre. En y por Él, el Padre, nos da Vida Eterna.
Y, Padre nuestro, no queremos perdernos en este mundo consumista y seductor, el camino que nos lleva hacia Ti. Las tentaciones y seducciones que el mundo nos presenta nos inclinan a alejarnos de tu presencia y a perderte de vista. Danos, Padre, la paz y la sabiduría de tenerte siempre presente y nunca perderte de vista anteponiendo las cosas de este mundo a tu Amor y Misericordia.
Danos a conocer a tu Padre, gloria nuestra y Vida Eterna. Amén.