Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 6 de mayo de 2021

CAMINAR APOYADO EN TI, SEÑOR

 

Lo dijo san Agustín, hemos salido de Ti, Señor, y no descansaremos hasta llegar a Ti. Esa es la experiencia de nuestra vida, aunque muchos no nos demos cuenta y no la descubramos. Nuestro camino, por mucho que busquemos, siempre estará amenazado e inquieto hasta terminar en el Señor. La realidad es esa, tenemos un camino - el tiempo de nuestra vida - duro y difícil que recorrer.

Un camino comprometido, donde el discernimiento debe ser siempre optar y buscar permanecer a tu lado y junto a Ti.  Sin embargo, la pregunta salta por antonomasia: ¿Cómo permanecer en Ti? Y tu respuesta es clara: ¡Guardar mis mandamientos! Y te pones delante en el camino para que nos fijemos en ti. 

Sabemos y conocemos que los tres primeros mandamientos son exclusivamente dirigidos a tu Padre Dios. Pero, ¿y los otros siete? Observamos que van dirigidos a nuestra relación con el prójimo, empezando por nuestros padres y familia y continuando con nuestras relaciones sociales respecto a los demás: no matarás, no cometerás actos impuro - dominio de nuestras pasiones e inclinaciones carnales - no robarás...etc. Todos dirigidos a respetarnos y a no hacernos daños.

En una palabra, a amarnos. Porque, el amor no es un sentimiento, sino un acto dirigido por tu voluntad a hacer el bien y que descubre en tu corazón como un derecho que, también a ti te gustaría recibir. Por tanto, amas cuando estás actuando en esa clave de preocuparte por los indefensos, por los necesitados y por los que necesitan voz para que se les respete la vida - aborto, eutanasia -. Sin los siete restantes, los tres primeros pierden todo su sentido. Son Palabras del mismo Jesús: Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? - Jn 4, 20 -

Pidamos al Señor esa Gracia para que, permaneciendo en Él no dejemos de mirar y preocuparnos también por esos hermanos que padecen y sufren la ignorancia, la pobreza y la esclavitud. Amén.

jueves, 14 de mayo de 2020

ALEJADOS DE JESÚS QUEDAMOS A MERCED DEL MUNDO

Juan (15,9 - 11) by Al Velasco on SoundCloud - Hear the world's sounds
Lo hemos experimentado de muchas maneras y con bastante frecuencia. El caminar por este mundo alejado de Jesús equivale a quedarnos a merced del príncipe del mundo - demonio -. Y esto significa que nuestros frutos serán malos o escasos, por no decir ninguno.

Y es que, caminar solo y sin la presencia del Señor, es entregarnos a los placeres, engaños y tentaciones que el mundo nos presenta. A pesar de nuestra voluntad y nuestra lucha, el mundo nos puede y nos vence.

Necesitamos permanecer en el Señor. El mismo nos lo dice: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor».  Está claro, si quiero dar frutos necesito permanecer en la Vid - el Señor - y dejarme alimentar hasta que su savia riegue todo el sarmiento y dé origen al fruto. 

Y esta permanencia, como nos ha dicho el Santo Padre Francisco, debe ser una permanencia activa, inquieta y disponible a dejarse llevar e impulsar por la acción del Espíritu Santo. Un Espíritu Santo que nos fortalecerá y nos dará la voluntad necesaria para entregarnos al servicio, por amor, a los más necesitados y pobres. Que, muchas veces, pueden estar muy cerca de nosotros y, quizás, no los veamos o no percibamos sus carencias y necesidades.

No pensemos en árboles, hablando metafóricamente, que presentan deterioros físicos y en apariencias graves, sino en otros que, aparentemente en buen estado, sus raíces están podridas y necesitadas de una limpieza y abono para poder revitalizarse y dar frutos. Pidamos la luz y la fortaleza que nos den la vitalidad y la sabiduría para detectar donde podemos dar esos frutos de amor. Amén.

miércoles, 27 de abril de 2016

TUS ESFUERZOS SIEMPRE EN EL SEÑOR



Nadie te impide que hagas tus propias cosas. Y muchas veces, asombrado y animado por tus buenos resultados, te crees alguien inteligente y eficaz. E incluso te animas a proyectar y hacer cosas desde tu propia iniciativa. Y, ¿por qué no? Te permites hasta aconsejar y proponer caminos.

No estoy diciendo que eso no se deba hacer, ni tampoco que sea malo hacerlo. Simplemente digo lo que dice la Palabra de Dios hoy: Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 

Lo tenemos bastante claro. Todas esas cosas, proyectos e iniciativas que tengamos son buenas, pero mejor si las hacemos en y por el Señor. A nosotros nos puede ir mal y fracasar. Es decir, nuestros frutos pueden no ser tan buenos, pero en el Señor daremos siempre frutos buenos. La cuestión es entonces permanecer en el Señor.

Y eso te pedimos, Señor, que todos nuestros esfuerzos vayan siempre encaminados a, contando contigo, dar buenos frutos en tu Nombre y por tu Nombre. Porque Tú, Señor, ere el Camino, la Verdad y la Vida y sólo en Ti daremos los frutos que, por tu Gracia, se espera de nosotros.

Nuestras últimas palabras son, Señor, para pedirte paz, sabiduría y fortaleza para nunca apartarnos de tu camino y siempre permanecer, como Tú nos dices, en Ti, y como, Tú, permaneces en nosotros. Amén.