Yo sigo en el mundo Señor, aunque no soy del mundo porque Tú me has llamado y yo quiero responder a tu llamada. Pero no basta con mis intenciones, porque mi naturaleza está tocada, derrumbada y muy herida por el pecado. Mi soberbia, mis apetencias sensuales, carnales, físicas... Mi humanidad materialista, consumista y capitalista levantan una muralla difícil de franquear.
No bastan mis solos esfuerzos, ni tampoco mis oraciones, sino tu Gracia Señor y tus ruegos al Padre para que me saquen de esta selva de condenación. Qué alegría oír de tus Palabras este ruego al Padre: «Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has
dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y
yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos
sí están en el mundo, y yo voy a ti». Cuanta seguridad, confianza, esperanza y amor se descubren desde tu Corazón derramándose hacia el nuestro.
Gracias Señor Jesús porque con tu Vida has salvado mi vida y la de todos los hombres, y nos das la esperanza de llevarnos a la Casa de tu Padre para gozar de la dicha eterna en su presencia. Amén.