Señor, ¿a dónde vamos? Sin Ti nada podemos hacer, ni siquiera abrir nuestros labios. Necesitamos estar las veinticuatro horas del día en tu presencia y caminar a tu lado. Sabemos también que somos libres y que dependerá de nuestra decisión - que Tú, Señor, has dejado a nuestro libre albedrío - pero que tammbién necesitamos de tu presencia y de tu Gracia.
Sabiendo y reconociendo nuestras limitaciones, nuestras debilidades, nuestras apetencias y apegos, te pedimos, Señor, que nos fortalezca y nos des la paciencia y la perseverancia para ser fiel a tu llamada y a nuestro compromiso de bautismo. Queremos responderte, Señor, pero nos reconocemos pecadores y necesitados de tu presencia. Y eso nos fortalece, nos ayuda y nos mueve a emprender, apoyados en Ti, Señor, el entusiasmo y la alegría de anunciar la Buena Noticia.
Buena Noticia que, no es otra que anunciar su presencia entre nosotros, porque, el Hijo de Dios vive entre nosotros. Tengamos en cuenta que la raíz más profunda del sufrimiento es la ausencia de Dios, porque, sin Dios todo se vuelve niebla, oscuridad y perdición.
Sin Dios nuestros pesares y sufrimientos no tienen sentido y nos hunde y precipitan al abismo. Pero con Él todo se vuelve diferente, la esperanza nos serena y da sentido a todo nuestros padeceres y sufrimientos. Gracias, Señor, por hacerte presente entre nosotros y por compartir tu Camino con el nuestro. Ayúdanos a permanecer siempre a tu lado y a no emprender nada sin contar contigo. Amén.