No se entiende la Buena Noticia. No se entiende, porque de entenderse sería abrazada por todos los hombres, pues, es de sentido común, todos buscan y quieren la salvación. Salvación que no es sino vivir en pleno gozo y plenitud de felicidad eternamente. ¿Qué levante la mano quien no quiere eso? Sin lugar a dudas que todos lo queremos y trabajamos por y para eso.
Entonces, ¿qué ocurre para que eso no se produzca? Está claro que el problema se esconde en el mismo hombre. Al ser creado libre, se cree capaz de encontrar esa felicidad por sí mismo. Lo tenemos, de forma maravillosa, descrito por nuestro Señor Jesús en la parábola del hijo pródigo, o mejor, del Padre amoroso. Nos desnuda y retrata, el Señor, en ese hijo menor que no está contento en la casa del padre y quiere buscar y encontrar su propia felicidad por sí mismo.
de la misma forma, también hay muchos hombres que no acogen ni aceptan esa Palabra de Dios que nos descubre y nos enseña el camino de Salvación. Hoy, Señor, en nuestro "Rincón de oración", queremos unir nuestras manos y pedirte todos a una que nos des la sabiduría de fiarnos de tu Palabra. De confiar en lo que Tú nos dices y nos manda. Y de abrir nuestros corazones para acoger con esperanza y perseverancia todo el camino que Tú nos trazas y nos señalas.
Sí, Padre, sabemos que somos torpes, débiles y pecadores. Sabemos que nuestras vidas no son ejemplos para convencer o dar testimonio a otros, pero confiamos en Ti. Porque, Tú nos conoces, y si has puesto esta Noticia de Salvación en nuestra humildes y pobres manos, es porque, contigo, podemos hacerlo. Porque, Tú, Señor, eres todo poderoso y lo puedes todo. Y con la fuerza del Espíritu Santo podemos, primero convertirnos, para luego dar testimonio y convertir a otros.
Sí, Padre, te pedimos esa sabiduría, esa perseverancia, esa fortaleza y paciencia, para llevar ese Mensaje de Salvación a todos los hombres que abran y acojan en sus corazones tu Palabra. Amén.