Somos Iglesia, y eso significa que vamos unidos y apoyándonos en la oración y en la jerarquía del Primado de Pedro, el Papa, que instituyo y fundó nuestro Señor Jesús. Solos quedamos a merced del mundo que nos tienta y nos dispersa. Necesitamos la fuerza de la unidad, en la oración y en el amor. Son las características esenciales del cristiano seguidor de Jesús.
Nuestro signo es el amor y la unidad, y es desde ahí donde nos fortalecemos para proclamar con nuestra vida y palabra que Jesús es el Mesías, el esperado y el Salvador. Que se ha hecho Hombre y ha venido para, entregándose en una muerte de Cruz por cada uno de nosotros, pagar por nuestro rescate y darnos vida plena y eterna.
Pero no es fácil, porque a veces somos pocos y dejamos mucho que desear. Experimentamos, por la Gracia de Dios, que sólo su Gracia es la que transforma y salva, pero que también nos pide nuestra pobre colaboración y esfuerzo que seremos libre de dársela o negársela. Es esa pobreza pecadora la que levanta murallas o obstáculos que impiden a otros entrar.
Y por eso, arrepentidos y con un corazón contrito, aprovechamos este humilde rincón de oración, para suplicarte y rogarte que nos asistas en el Espíritu Santo y nos ilumine en el camino de nuestra vida dándonos la fortaleza y la sabiduría de proclamar tu Palabra siendo coherente con nuestras vidas.
Danos Señor la Gracia de serte fiel, confiar en Ti y no desanimarnos por nuestras repetidas caídas y fracasos, confiados en tu Bondad y Misericordia. Amén.
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