No sólo se es rico por el dinero. Hay mucha gente, económicamente, de clase media y pobre que son ricos en orgullo, soberbia, suficiencia, engreídos...etc. Si al mismo tiempo se tiene dinero se hacen insoportables. Todos conocemos a muchos que pueden encuadrarse en ese estereotipo.
También los hay que coleccionan cosas y en ellas ponen todo su empeño y amor. Son sus riquezas. Todos tenemos apegos y aficiones que pueden, además del dinero, convertirse en enormes maromas de riquezas que nos impiden seguir de forma incondicional al Señor.
Es el caso del joven rico de hoy. Si nuestro corazón lo llenamos de bienes y riquezas, no dejamos lugar para que entre el Amor y la Gracia de Dios. Luego, difícilmente lo podremos seguir. Conviene, pues, levantarnos y pedirle que nos ayude a vaciarnos de todas las cosas caducas de este mundo que simplemente ocupan el lugar que te corresponde a Ti. Señor.
Y que no nos sirven de nada. Son simples apariencias de felicidad finita y falsa que, como espejismos que aparecen delante de nuestra vida, desaparecen al final, si no antes, de nuestra vida. Danos, Señor, la fortaleza de vaciar nuestros corazones de tanta inmundicia y de llenarnos de Ti. Tú que eres la esperanza de gozo y vida eterna que todos buscamos en lo más profundo de nuestros corazones contaminados de tanta basura.
¡Oh Señor, nos experimentamos impotentes y miserables para poder vencernos sin la acción de tu Gracia! Por eso, en la confianza de sabernos asistido por el Paráclito, el Espíritu de Dios, que nos acompaña con su presencia, y nos dirige con su sabiduría y fortaleza, te pedimos que nos ayudes a abrirnos a su acción y a ponernos en sus Manos, para que conducidos por Él, encontremos el camino de, despojados de todo aquello que nos impide y contamina, servirte incondicionalmente. Amén.
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