Despierta Señor nuestra conciencia de sabernos enviados a dar testimonio de tu Palabra y a proclamarla. Pero para ello necesitamos la sabiduría de tomar conciencia de lo dichoso que somos, por la fe, de ser testigos de tu Palabra.
Te pedimos que aumentes nuestra fe, nuestra confianza, y nos des la fuerza y el valor de vivir en tu Palabra con esperanza y perseverancia. Sabemos de las dificultades que saldrán a nuestro paso, pero también sabemos que, injertados en el Espíritu Santo tenemos la fuerza suficiente para vencerlas.
Y eso te pedimos hoy, Señor. Que nuestra alegría sea esa alegría que nace, como Tú nos has dicho, de saber que nuestros nombres están inscritos en el Cielo.
Por eso, sabedores que nuestros frutos no corresponden a nuestros méritos, aunque nos experimentemos tentados por nuestra propia vanidad, te pedimos Señor que nos des el poder y la fuerza de rechazarla y de revestirnos de la suficiente humildad que nos preserve puros y alejados de llenarnos de soberbia y suficiencia.
Por eso, Señor nos abandonamos en tus Manos y nos abrimos a la acción del Espíritu Santo para que, por su Gracia, seamos dirigidos por el camino de sabernos enviados e inscritos en el cielo. Amén.
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