No actúa Jesús sin dejar de estar en contacto con el Padre. Sabe que su misión está señalada por el Padre, pues por Él ha sido enviado, y su compromiso responde a hacer la Voluntad del Padre. Por eso, Jesús busca momentos y espacios para dedicarse a hablar con el Padre. Se retira a orar y todo sus actos buscan primero la bendición del Padre.
Esta manera de actuar de Jesús nos interpela y nos hace reflexionar sobre nuestra actuación por el recorrido de nuestra vida. Primero, podíamos preguntarnos: ¿tenemos nosotros alguna misión que cumplir? En nuestro bautizo, ¿hemos adquirido y recibido alguna misión y compromiso? Y si es así, ¿tratamos de responder a ese compromiso bautismal?
¿Y nos apoyamos en nuestro actuar en la oración? ¿Hacemos de nuestra vida una relación continua y constante, apoyada en la oración, para que nuestros actos estén en sintonías con los de Jesús? Si es así debemos seguir así y siempre injertados en el Señor en todo lo que concierne a nuestro vivir de cada día.
Pidamos al Señor la luz de estar siempre en sintonía con Él y hacer de nuestra oración el sentir y vivir de toda nuestra vida.
Pidamos al Señor la luz de estar siempre en sintonía con Él y hacer de nuestra oración el sentir y vivir de toda nuestra vida.
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