No es fácil seguir tus pasos Señor. Tú sabes que es así, más conociendo mi naturaleza caída y sometida al pecado. Me cuesta levantarme y cargar con mi cruz. Hay días que no puedo cargarla y me veo obligado a arrastrarla a duras penas. Me desespero cuando experimento que me quedo atrás y no puedo seguir tus pasos. Es entonces cuando la oración y suplicas son vitales en mi vida y descubro que las necesito.
Dame Señor la capacidad de saber esperar en la confianza de que Tú me salvarás. Dame Señor la sabiduría de tener paciencia y fe y soportar la tempestad que amenaza mi vida. Dame Señor la esperanza de estar siempre presente en tu camino y no perderte de vista. Dame la fortaleza de superar las tentaciones y dudas que me salen al encuentro. Dame la valentía de enfrentarme contra los que intenta persuadirme de servir y de amar a mis enemigos.
Dame Señor el don de la fidelidad, de respuesta y de firmeza en perseverar a pesar de las contrariedades de la vida.
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