La mirada de Jesús te atrae, te busca, te abraza, te sostiene, te consuela, te calma, te sana. La mirada de Jesús te salva. Te atrae sin remedio. Jesús, el Hijo de Dios, es la mirada con que el Padre y el Espíritu te miran y te aman.
La mirada de Dios te limpia, te embellece y te llena de gracia... No son necesarias tantas palabras, no hacen falta palabras, basta una mirada, basta con estar convencidos de que nuestra vida está rodeada de un amor grande y fiel del que nada nos podrá separar.
¿Qué vas a hacer?
¿Te dejarás mirar por Jesús?
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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