Me sostengo expectante y vigilante, Señor, esperando tu venida. Porque, tu Palabra - y nos lo has prometido - siempre se cumple. Es verdad que camino con dudas, a veces con tristezas, con llantos y lamentaciones, pero, a pesar de las tribulaciones, tentaciones y sufrimientos, siempre está presente lal esperanza de tu Palabra. Y no cabe duda, Señor, que la fe alimenta la esperanza.
Tu promesa de venir por segunda vez a buscar a los que perseveran y se sostienen en Ti creyendo en tu Palabra nos da fuerza y renovadas esperanzas. Tú, Señor, eres la Roca en la que nos apoyamos luchando y resistiendo todas las tribulaciones, llantos, tristezas y lamentaciones que tientan nuestra fe y nos invitan a abandonarte. Pero, Señor, apoyados en tu Palabra resistimos, Señor.
Hoy, Señor, quiero y suplico tu Gracia para luchar y vencer al mundo. Ese mundo que nos tienta y nos invita a divertirnos y gozar sin más preocupaciones y pensando solo en pasarlo bien. Es verdad que nos cuesta entender muchas cosas que, por nuestra naturaleza humana, herida por el pecado, nos sentimos atraídos e inclinados a gozar de ellas, pero, sabemos que, todas esas mal llamadas felicidades son caducas, temporales y, ¿después qué?
Eso nos dice Jesús hoy en el Evangelio y eso nos fortalece y anima a vivir esperanzados: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver’. En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.