Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
Mostrando entradas con la etiqueta fe y confianza. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fe y confianza. Mostrar todas las entradas

sábado, 10 de julio de 2021

CONTIGO, SEÑOR, NADA DEBO TEMER

 

Nuestra fe nos dice que no tengamos miedos y que estando en la presencia del Señor nada debo temer. Pero, nuestra débil naturaleza, enferma y debilitada por el pecado, siente miedo de los peligros y amenazas que el camino nos propone. Mundo, demonio y carne nos tentarán y seducirán para impedirnos nuestro seguimiento al Señor.

Es evidente que nuestras fuerzan nos pueden fallar y la traición y cobardía será siempre una gran tentación, pero también la fe en el Señor nos dará fuerza para aceptar y superar el dolor y el sufrimiento que nos amenaza para que dejemos de seguir al Señor.

Sabemos que el camino no es nada fácil, pero, también sabemos que no lo recorremos solos. El Señor nos acompaña y nos auxilia para que sepamos afrontar las vicisitudes y dificultades que se nos van presentando por el camino. Un camino duro y lleno de oscuridades y trampas que nos engañan y seducen.

Pidamos, pues, a nuestro Padre del Cielo que nos dé fortaleza, perseverancia, paciencia, humildad y paz para no perder nunca la confianza en el Señor y, así, superar nuestros miedos y temores agarrados fuertemente a la mano del Señor. Amén.

miércoles, 19 de mayo de 2021

ESPERANZADOS Y CONFIADOS EN TU AMOR, MISERICORDIA Y PODER

 

Tú, Señor, has vencido al mundo y nosotros, confiados a tus cuidados y tu Amor, Señor, venceremos también a este mundo que nos tienta y nos aparta de Ti. Somos débiles y desde nuestra condición humana nos es imposible llegar a amarnos como Tú y el Padre se aman. 

Sin embargo, nos sostiene la esperanza y confianza en tu Amor, tu Misericordia y tu Poder, y, desde ahí, nos atrevemos, asistidos por el Espíritu Santo - recibido en nuestro bautismo- a resistirnos a la lucha contra las tentaciones y seducciones del mundo.

Por tanto, Señor, esperanzados y confiados en tu Amor Misericordioso y Poderoso, te pedimos que nos des la capacidad de perseverar y de ser paciente para esperar la Gracia, cuando y a la hora que Tú lo decidas, de amar como Tú nos amas. Amar a los demás hasta el punto de identificarnos como si fuéramos uno, tal y como se aman Tú y el Padre.

Señor, desde nuestra impotencia y limitaciones, y, aunque nos parezca imposible, te pedimos que conviertas y transformes nuestros corazones. Porque, Tú, Señor, lo puedes todo. Y en esa confianza apoyada en nuestra fe, danos, Señor, esa capacidad para amar como Tú nos amas. Amén.

jueves, 11 de febrero de 2021

TÚ, SEÑOR, ME INVITAS A INSISTIR

 

En una ocasión nos has invitado a insistir, a tocar, a llamar y a buscar - Mt 7, 7-12 - como signo y prueba de nuestra fe. El Señor quiere que nos fiemos de su Palabra y que le sigamos confiados en lo que Él nos dice. Queire probar nuestra fe. Y tiene sentido, porque si todo se nos pone claro sin ningún riesgo, ¿quién no aceptaría y seguiría a Jesús? ¿Pará qué todo lo demás? ¿Y para qué crearnos en libertad, si no tendríamos que elegir ni decidir nada?

Esa mujer siriofenicia es un ejemplo de riesgo, de confiaza y de, por supueto, de fe. Ella no siendo judía, a los que se les consideraba paganos y excluídos, de momento, de la Palabra de Dios, se atrevío a buscar a Jesús e insistir por la curación de su hija, poseida por un espíritu inmundo. Y Jesús, en el que también se proyectaba esta manera de pensar respecto a los paganos, se admira de la fe de aquella mujer y accede a la curación de su hija.

La conversación mantenida entre Jesús y la mujer es hermosa y nos ayuda a comprender como debemos también nosotros actuar. Conviene leerla y reflexionarla - Mt 7, 24-30 -, pero, la lección que debemos sacar es la de la insistencia y perseverancia, que por supuesto, están apoyadas en la fe. Aquella mujer visibilizaba una gran fe. Y la pregunta surge enseguida, ¿es nuestra fe así? ¿Insistimos y perseveramos sabiendo que el Señor nos escucha  y nos espera?

Posiblemente, exigiemos pruebas por parte de Dios y le retamos a que si no nos las da le retiramos nuestra confianza. ¿Nos parece eso correcto? ¿Acaso no tenemos que esperar pacientemente y aceptar la Voluntad de Dios. ¿No creemos que es un Padre Bueno y no hará nada malo que nos perjudique? Quizás tengamos que pedirle que aumente nuestra fe y que nos dé paciencia y fortaleza para saber esperar, confiados en su Palabra, que se haga su Voluntad. Amén.

miércoles, 7 de octubre de 2020

ENSÉÑAME, SEÑOR, A ORAR

 

La oración no consiste en una retahíla de frases, oraciones o invocaciones rutinarias que se dicen, muchas veces, de memoria y sin conciencia de lo que se dice. Sin descartar esas oraciones litúrgicas que enseña la Iglesia y que debemos hacer de forma consciente y meditada, la oración consiste fundamentalmente en entablar una conversación filial - de hijo a Padre - donde vaya naciendo la confianza y el corazón se vaya abriendo al de mi Padre Dios para ir madurando en el conocimiento de su Amor y su Inmenso deseo de regalarme la salvación. Salvación, que no es otra que la de gozar eternamente en su presencia. 

Solo de esa manera iré ganando confianza y conocimiento del Amor y la Misericordia que Dios, mi Padre, me ha regalado. Pero, al mismo tiempo, también descubriendo mi pequeñes, mi pobreza y necesida de tenerle como Padre y pedrile todo lo que necesito. No se trata de orar, hablar o relacionarme con un Dios superior y poderoso, sino con un Dios Padre que me ama como a un hijo y que me busca para darme esa felicidad eterna que busco y deseo.

Ese es el verdadero sentido de la oración que Jesús descubre y quiere enseñar a sus discípulos. Se trata de hablar con el Padre desde una actitud filial - de hijo - pequeño y necesitado.

lunes, 16 de marzo de 2020

ENSEÑANOS, SEÑOR, A SEGUIR ADELANTE


Resultado de imagen de Lc 4,24-30
No resulta fácil continuar la marcha cuando hay dificultades. Todos hemos experimentados que tras repetidos fracasos abandonamos nuestro objetivo o misión. Muchos nos basta con solo uno donde nuestra vida se haya sentido amenazada. Jesús sufrió muchos de esos fracasos y fue en su propio pueblo donde le amenazaron de muerte, pues quisieron despeñarlo por aquella montaña. Sin embargo, el Evangelio dice: Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.

¿Te recuerda y se parece eso a algunas de tus experiencias personales en las que te has sentido fracasado? ¿Y qué has pensado? ¿Quizás, abandonar tu camino de fe y confianza en el Señor? Jesús, nuestro modelo, nuestro camino, verdad y vida nos marca el camino a seguir y predica con el ejemplo, no sólo con sus Palabras. Sigamos su camino y confiemos en Él

No es lo más importante el éxito, ni tampoco el fracaso. Ambas cosas son transitorias y accidentales. Jesús, queriéndonos enseñarnos nuestra condición humana, limitada, débil y pecadora, nos muestra que ante el fracaso se antepone la fe y la confianza en el Padre. Él ha venido a cumplir una Misión enviado por el Padre y, por encima de todo, la confianza en el Padre le fortalece para seguir adelante. El Espíritu Santo le acompaña y le fortalece para salir victorioso. 

El camino es Jerusalén y su Muerte, para salvarnos y merecer la Misericordia del Padre para todos nosotros, pero, todavía no había llegado su hora y tenía que abrirse paso entre la gente y seguir adelante. También, a ti y a mí, quizás no nos ha llegado nuestra hora y tenemos que seguir adelante confiando en nuestro Padre Dios y agarrados al Espíritu Santo que nos acompaña desde la hora de nuestro bautismo.  

Pongámonos en sus Manos y pidamos al Padre que nos dé esa fortaleza y voluntad para, como su Hijo, cumplir con nuestra misión de ser luz y sal de su Palabra y su Amor durante el camino de nuestra vida en este mundo. Amén.