Tú, Señor, has vencido al mundo y nosotros, confiados a tus cuidados y tu Amor, Señor, venceremos también a este mundo que nos tienta y nos aparta de Ti. Somos débiles y desde nuestra condición humana nos es imposible llegar a amarnos como Tú y el Padre se aman.
Sin embargo, nos sostiene la esperanza y confianza en tu Amor, tu Misericordia y tu Poder, y, desde ahí, nos atrevemos, asistidos por el Espíritu Santo - recibido en nuestro bautismo- a resistirnos a la lucha contra las tentaciones y seducciones del mundo.
Por tanto, Señor, esperanzados y confiados en tu Amor Misericordioso y Poderoso, te pedimos que nos des la capacidad de perseverar y de ser paciente para esperar la Gracia, cuando y a la hora que Tú lo decidas, de amar como Tú nos amas. Amar a los demás hasta el punto de identificarnos como si fuéramos uno, tal y como se aman Tú y el Padre.
Señor, desde nuestra impotencia y limitaciones, y, aunque nos parezca imposible, te pedimos que conviertas y transformes nuestros corazones. Porque, Tú, Señor, lo puedes todo. Y en esa confianza apoyada en nuestra fe, danos, Señor, esa capacidad para amar como Tú nos amas. Amén.
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