Puede ocurrir que, posiblemente sin darte cuenta, te presentes delante del Señor con una actitud suficiente y hasta de igualdad cara a cara a escuchar lo que te dice Posiblemente lo bombardeas a preguntas y exijas respuestas. ¿Has pensado que tienes derecho a eso? ¿No te das cuenta que tú eres la criatura y a quien le preguntas, sea quien sea, es el Creador? Porque, el sentido común te dice que alguien ha tenido que crear el mundo. Ese mundo tangible, que se ve y en el que tú vives.
Por tanto, será muy importante descubrir con qué actitud te pones delante del Señor a escucharle. Porque, hay mucha diferencia entre oír y escuchar. Oír, oímos todos, pero, escuchar solo lo hacen aquellos que dejan entrar las palabras hasta lo más profundo de sus corazones y tratan de rumiarlas, de reflexionarlas y de discernirlas. Porque, la verdad es una - no varias - y solo Uno la posee.
Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida, y su Palabra es Palabra de Vida Eterna. En Él está la Verdad y escucharle es abrir nuestro corazón a esa Verdad. Aprovechemos esa oportunidad de poder escucharle y de abrirnos a su Palabra. Pidamos su Gracia para que, llenos del Espíritu Santo, podamos acoger su Palabra y hacerla vida en nuestras vidas. En Él y con Él podremos comprender y entender esa Buena Noticia de Salvación. Amén.
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