La paz que buscamos, Señor, no la encontramos en este mundo. Porque, aquí abajo solo podemos encontrar satisfacciones y apetencias que, satisfechas, vuelven a desesperarnos, a inquietarnos y a exigirnos volver a satisfacernos. Nada de este mundo llena plenamente nuestro corazón. Éxitos, fama, poder, riqueza, placeres...etc., ya lo dijo San Agustín: Nos has creado para Ti, Señor, y no descansaremos ni estaremos en paz hasta llegar a T.
Y lo experimentamos en cada instante de nuestra vida. Por mucha felicidad y plenitud que nos parezca lo que anhelamos en este mundo, en poco tiempo experimentamos la insatisfacción y el cansancio. Solo, Tú, Señor, nos llena plenamente y nos embarga de esa Paz que tanto anhelamos y buscamos. Es verdad, sabemos, y Tú nos lo dices, que mientras caminamos por este mundo nuestro corazón estará inquieto y deseoso de llegar a Ti. Es el camino de cruz que nos toca vivir y recorrer a cada uno.
Pero, ¡Señor!, nos alegra, nos llena de esperanza, de inmensa paz y tranquilidad el saber que Tú nos esperas, nos vendrás a buscar y nos prepara una instancia en la Casa del Padre. Eso ya nos invade de paz mientras caminamos - a veces - por la oscuridad y dificultades de este mundo. Gracias, Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario