Queramos o no, el mundo nos aplasta y nos esclaviza. Nuestro corazón está herido por el pecado y nuestras pasiones nos atraen y nos debilitan esclavizándonos y sometiéndonos a los caprichos y seducciones del mundo. Un mundo sometido por quien es su príncipe, el demonio, y que lo maneja a su antojo amenazándonos y sometiéndonos, sobre todo si prescindimos del Espíritu Santo.
Sin la asistencia y el auxilio del Espíritu Santo quedamos a merced del poder del demonio. Eso significa que quedaremos sumidos en el vacío y la perdición eterna. Por eso, Señor, hoy aprovechamos este rincón de oración para pedirte la Gracia de poder resistirnos, fortalecernos y superar todas las amenazas y tentaciones que tratan de alejarnos de Ti.
Señor, sabemos y conocemos nuestras debilidades y nos confesamos frágiles a esas tentaciones y seducciones mundanas. Por eso, acudimos a Ti en la confianza de ser escuchado y atendido. Eres nuestro Padre y en Ti confiamos. Gracias, Señor, por quedarte a nuestro lado y por el Espíritu Santo que recibido en nuestro bautismo, nos fortalece y auxilia en nuestra lucha de cada día contra las tentaciones del demonio. Amén.
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