Jesús sabe que uno de los que comparte su pan le va a traicionar Así se cumple la Escritura y, a pesar de eso, Jesús sigue adelante, fiel y obediente en el cumplimiento de la misión para la que el Padre le ha enviado. Sabe que le espera la Cruz y la acepta, pese al dolor y sufrimiento, libremente, voluntariamente y gratuitamente. Se ofrece como víctima propiciatoria para y por la redención de todos los pecados.
Ha venido enviado por el Padre para eso, para, anunciando el Amor del Padre, señalarnos el Camino a seguir. Precisamente, Él es ese Camino, esa Verdad y esa Vida. Por todo ello, Señor, hoy quiero pedirte la Gracia de saber y tener la fuerza necesaria para, también yo, aceptar el dolor que mi vida me presenta, con alegría, libertad y verdadero amor.
Hacerlo siguiendo tus pasos, y no los míos que, por mi propia naturaleza pecadora, son a los que más me siento inclinado a seguir. Refuerza, Señor, mi voluntad para resistir las tentaciones y seducciones que tratan de apartarme de ese camino de dolor que abre la puerta del gozo, paz y felicidad que Tú me ofreces. Amén.
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