¡Señor, me ofreces trabajo seguro y para siempre!, ¿cómo puedo negarme o protestar por tu salario? Lo que Tú decidas y convengas es bueno y lo mejor. Porque Tú buscas mi bien y todo lo has hecho para mi disfrute. No tienes en cuenta la hora ni el tiempo, y a todos nos das la mismas oportunidades de acudir a tu Viña.
Gracias Señor por buscarme y contarme entre los convocados. Aparta de mí toda envidia, prepotencia y reivindicaciones de creerme merecedor de mejor salarios que otros que han acudido más tarde. Sólo Tú, Señor, sabes dar a cada uno lo suyo, y sólo tu Misericordia nos perdona y nos da aquello que no merecemos, porque tu Amor es Infinito y no podemos entender.
Dame la sabiduría de no llevarme por mis criterios humanos, porque esos no son los tuyos, y confiar en lo que Tú hagas, pues esos son los buenos y justos. Yo, Señor, quiero permanecer atento y presto a tu llamada y acudir a la hora que Tú convengas llamarme y ajustarme sin rechistar a tu salario, porque eso Señor es lo justo.
Gracias Dios mío por tu Misericordia y por abrirnos las puertas de tu Viña, porque son muchos los trabajadores desorientados, sin esperanzas y sin saber a dónde acudir para encontrar el sustento diario que les dé la esperanza de un mundo mejor y en paz.