Mi oración no tiene otro sentido ni otra intención que la de pedirte, Señor, que cambies mi corazón apegado y endurecido por las cosas de este mundo en un corazón suave, compasivo, generoso, misericordioso y disponible a la entrega y servicio, por amor, a los demás. Tal y como Tú me enseñas y me testimonias con tu Palabra y con tu Vida, porque, yo, Señor, tengo un corazón apegado, enfermo y sometido a las cosas de este mundo.
Tengo claro, Señor, que sin tu ayuda estoy vencido, porque el mundo me puede, me somete y me esclaviza. Con mis fuerzas no me basta para liberarme y salir victorioso. Necesito tu Gracia, Señor, y te la pido a través de este humilde blog y por medio de estas pobres palabras.
Dame, Señor, esa capacidad y voluntad de despojarte de las cosas caducas de este mundo para, liberado del pecado, responder a tu llamada como hizo Pedro, Andrés, Santiago y Juan, y para entregar mi vida a servir por amor tal y como Tú, mi Señor, me enseñas. Quiero, Señor, responderte, pero me reconozco débil, frágil y esclavo de mis pasiones. Por ello, te pido la fuerza y voluntad para perseverar y sostenerme siempre en tu presencia y no dejarme seducir ni debilitar por las pasiones y pasiones con las que el mundo trata de aprovechar mis flaquezas.
Convierte, Señor, mi corazón de esclavo en un corazón libre y fuerte para doblegar y vencer todas aquellas pasiones que me subyugan. Un corazón suave, generoso, disponible y entregado para seguirte, Señor, y darte mi vida para amar como Tú me amas. Amén.