Sé, Señor, que todo depende de Ti. Por mucho que me afane en conocerte, nunca llegaré a saber nada de Ti. Tú eres inconmensurable, infinito e inaccesible. ¡Cómo conocerte Señor! Necesito tu Gracia para que la Luz ilumine mi pobre corazón. Todo está en tus Manos, Señor, y de Ti depende que en mi pobre y limitado corazón entre algo de luz que pueda iluminarme el camino hacia Ti.
Tú, Señor, me has dejado la oración. El vehículo que me pone en relación contigo y me abre las puertas para, estando atento y receptivo, recibir tu Gracia. Con ella puedo ver las cosas de otra forma y entenderla mejor. Tú, Señor, puedes abrir mi mente y darle toda la luz que necesita para entender tu Palabra. Y, no sólo entenderla, sino vivirla. Vivirla imitándote y cumpliéndola.
Gracias, Señor, por quedarte con nosotros para irnos enseñando y revelando tu Palabra. Tú nos prometiste al Paráclito, para que terminara de revelarnos todo aquello que no hemos entendido y lo que, en el camino, nos falta por conocer y entender. Él nos asiste y nos auxilia. Y, también, nos fortalece para poder encarnar la Palabra escuchada en el camino de mi vida.
Gracias, Señor, porque ese Amor Tuyo cambia toda mi vida y la llena de luz y entendimiento para comprenderte. Ahora sé y comprendo que Tú entregaste voluntariamente tu Vida al Padre para ofrecerte, con tu Muerte de Cruz, la salvación a todos los hombres. Gracias Padre, porque llenas mi vida de esperanza y de alegría.
Te pido, Señor, que me des la sabiduría de abrir todo mi corazón a tus Enseñanzas y Palabras, para con paciencia y perseverancia soportemos las incomprensiones, las adversidades y las tentaciones, y tengamos siempre presente que, Tú, Señor, estás siempre con nosotros. Amén.