Soy consciente de que todo lo que soy y tengo lo he recibido de Ti, mi Señor. Y, consciente de ello - valga la redundancia - quiero administrarlo siguiendo tu Voluntad y no la mía. Para ello, quiero, Señor, estar en contacto contigo en cada instante de mi vida y escuchar tu Palabra y tus órdenes a través del Espíritu Santo que ha entrado en mi corazón desde el día de mi bautismo.
Dame la fuerza, valentía y voluntad de despojarme de todo aquello que me impida administrar todo lo que tengo desde la óptica de mi voluntad, apetencias y egoísmos. Dame la sabiduría y la Gracia de serte fiel desde lo más insignificante a lo más grande. Porque, Señor, no me resulta fácil administrar todo lo que Tú me has dado. Soy débil y frágil, y las seducciones de este mundo me tientan amenazándome con desobedecerte y priorizar mis apetencias y deseos.
Consciente de todo ello, Señor, vengo hoy a pedirte sabiduría y fortaleza para ser buen administrador de todo lo que he recibido, por y de tu Infinito Amor Misericordioso. Dame un corazón generoso, disponible y atento a las necesidades de los más débiles y necesitados. Dame, Señor, la Gracia de ponerte en el centro de mi vida y de no hacer nada sin contar contigo y poniéndolo todo en tus Manos. Porque, todo lo mía es Tuyo, Señor, y así lo debo considerar y utilizar. Siguiendo tus enseñanzas y mandatos.
Por eso, Señor, te pido que me desveles tus intenciones y me impulses a obedecerlas dejando las mías en un segundo plano. Gracias Señor. Amén.