Pasamos por la vida de forma indiferente sin darnos cuenta de tantas cosas que nos suceden y que tenemos que agradecer. Pocas veces o nunca nos hemos sentido necesitados de dar gracias por la vida, la familia, la sociedad en la que vivimos, los amigos, los hijos, el trabajo, la salud y muchas cosas más. Dar gracias porque, a aunque todo no sea tan perfecto o hayan dificultades y desgracias, tenemos siempre su Palabra de salvación. Gracias Señor.
Gracias porque, a pesar del deterioro de la vida y la certeza de la muerte, tenemos la esperanza de la Resurrección que Tú, Señor, nos has prometido. Gracias, Señor, por ese compromiso de amor que Tú sostienes con paciencia y fidelidad. Gracias, Señor, por la fe, por la voluntad, por la paciencia, por el deseo de seguirte y de servirte en los hermanos. Gracias Señor.
Pero, también aprovechamos para pedirte, Señor. que nos des la humildad de sabernos agradecidos y privilegiados por tu Amor y por tus deseos de salvación para todos. Gracias Señor, no sólo por la salud del cuerpo sino también por la salud del alma. Porque, ella es la importante, la que nos lleva a Ti y la que debemos mantener limpia de todo pecado. Y la que sólo tú nos salva.
Danos, Señor, la sabiduría de ser agradecidos y de darnos cuenta de tu Amor y de que todo lo que tenemos nos viene de tu Gracia y Misericordia. Danos, Señor, la inteligencia para comprender que no merecemos nada y que todo lo recibido es pura Gracia tuya. Perdona, Señor, todos nuestros pecados y nuestras ingratitudes de siervos inútiles que somos.
Sin saber lo que decir, quiero, Señor, permanecer en silencio ( voluntariamente guardar dos minutos en silencio) delante de Ti como un pobre gesto de postrarme ante tus pies y darte gracias por todo. Amén.
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