En muchos momentos lo pequeño pasa desapercibido. Todos queremos contemplar lo grande y hacer grandes cosas, sin embargo no nos damos cuenta que todo empieza por lo pequeño. Incluso, cuando hacemos algo grande y estamos en los inicios no apreciamos lo importante que es empezar bien y plantear la estructura de lo que va a ser una gran obra.
Todo lo grande se compone de pequeñas cosas que se van uniendo y conformando para formar algo grande. La historia está formada por pequeños acontecimientos que van tejiendo el hilo y los hechos de una gran obra. Y dar lo pequeño cuesta mucho trabajo, porque no se le da la debida importancia ni el debido valor. Lo que había dejado aquella viuda pobre no había llamado la atención. Incluso se valoraba poco y no tenía ninguna importancia.
Sin embargo, lo que dejaban otros, grandes cantidades, sonaba mejor y se le daba gran importancia. Otra ves el mundo valora la apariencia y lo que en realidad no tiene gran valor. Porque, dar de lo que te sobra no significa mucho ni supone ningún sacrificio. Simplemente tienes un poco menos, pero te sobra suficiente para vivir. Pero, dar de lo que tienes y necesitas es algo más duro y costoso, porque te exige sacrificio y privación. Duele dar de lo que necesitas y eso significa compartir.
Y fue eso lo que hizo aquella viuda pobre, y lo que también nosotros pedimos hoy al Señor. Sabiduría, voluntad y fortaleza para realmente darnos y dar de lo que tenemos y nos hace falta. Se trata realmente de compartir y de despojarnos de lo nuestro, de lo que necesitamos para vivir y compartir con los que carecen y no tienen para vivir. Y todo hecho desde la verdad y la justicia.
Pidamos, eso, sabiduría para saber compartir y darnos y fortaleza para despojarnos de nuestros egoísmos y ambiciones y de nuestro afán de riquezas, de poder y comodidades. Danos, Señor, la luz de saber elegir cuando realmente debemos de dar y darnos y de hacerlo con generosidad y verdadero amor. Amén.
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