No hacemos nada sino lo que realmente tenemos que hacer. Somos siervos inútiles, a pesar de nuestra arrogancia y suficiencia. Todo es pura Gracia de Dios, porque de Él somos y a Él vamos. Pero, la arrogancia del hombre, pura criatura de Dios, es grande hasta el punto de revelarse y rechazar el Amor de Dios. Somos tan necios que pensamos que merecemos por nuestras obras, cuando la realidad es que todo lo que tenemos es puro regalo y don de Dios.
Sobran las palabras y las explicaciones, así que postrados con verdadera humildad damos gracias a nuestro Padre Dios por todo lo que somos y hemos recibido. Le damos gracias por la vida, por la capacidad de trabajar, por el trabajo y todo lo que recibimos de la naturaleza para nuestra vida. Le damos gracias por la solidaridad entre los hombres, por el aire que respiramos, por las plantas, los árboles y la inteligencia que nos ha dado para administrar y utilizar todo los recursos de la naturaleza para nuestro bien.
También te pedimos por la sabiduría de sabernos tus siervos y estar agradecidos por todo lo recibido. Y por sostenernos en tu presencia y gratitud. Te pedimos nos des la humildad de sabernos siervos y no merecer nada sino lo que Tú a bien nos quieres dar. Gracias, Señor, porque sabemos que nos quiere y nos das todo lo que necesitamos para subsistir y peregrinar hacia Ti. Porque, por los méritos de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, hemos sido rescatados para tu Gloria, Dios Padre, de forma gratuita y sin ningún merecimiento.
Y te pedimos ahora, Señor, aprovechando este rincón de oración, que nos des la fuerza, la fortaleza y la sabiduría de ser agradecidos y de no esperar, creyéndonos con derechos, nada por merecimientos, sino por pura Gracia de tu bondad y misericordia infinita. Y de aceptar y recoger todo lo que Tú, Señor, nos das, porque eso es lo mejor para nuestro bien y felicidad. Gracias Señor. Amén.
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