La vida es hermosa porque ha nacido de tus Manos, Señor. Y Tú no puedes hacer nada malo. Todo lo creado está puesto para disfrute del hombre. Pero nosotros, débiles pecadores, lo estropeamos todo rechazándote y alejándonos de Tí, Señor. Danos esa sabiduría, paz y fortaleza que, como tu Madre, María, sepamos discernir y guardar en nuestro corazón todos nuestros interrogantes para, rumiados y reflexionados, encontrar caminos que nos ayuden a perseverar y seguirte con firmeza adheridos a tu Palabra.
La vida nos llena de tentaciones y de placeres que tratan de seducirnos y someter nuestra voluntad a sus caprichos. Incluso, nos parece de bobo no aprovecharlos y disfrutarlos. Es lo que muchos hacen y nos invita también a nosotros a imitarles. El Maligno se vale de ellos para seducirnos y engañarnos. Los utiliza como sebo y tentación para someternos y alejarnos de Ti, Señor.
Pero esa no es nuestra intención. Tú la sabes y la conoces profundamente porque puedes leerla en lo más profundo de nuestros corazones. Nosostros queremos sosternernos en tu Palabra, Señor. Y te pedimos que nos llenes de fortaleza y fortifiques nuestra voluntad para, en el Espíritu Santo superar las embestidas del Maligno, y caminar firmemente hacia Ti.
Somos conscientes de experimentarnos rodeados de tentaciones que nos seducen y nos atraen, pero sabemos que ese no es el camino que lleva a Ti. Y nos cuesta superarlo. Nos asusta la puerta estrecha y nos atrae la ancha, que es espaciosa y cómoda. La estrecha, la que Tú nos señala se nos hace dura y difícil de atravesar.
Pero queremos seguirte y obedecerte y, contigo, Señor, confiamos poder vencer y salir victoriosos. Y es eso lo que hoy volvemos, como siempre, a pedirte. Insistimos como Tú nos has dicho y perseverando en ello nos abrimos esperanzados a tu Espíritu. En Tí confiamos, Señor.
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