Nadie va al cielo obligado, ni tampoco al infierno. Uno u otro viaje tienes que elegirlo y donde te encuentres al final de esta vida será por tu propia elección. Estamos todos avisados. El Señor nos ha ido diciendo lo que va a ocurrir y hoy nos habla claramente, como siempre, sobre lo que va a pasar antes del final.
«Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida». Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y ... Lc 21, 5-19.
Todo saldrá a la luz y todo se sabrá. Será emocionante ver todo lo que se ha querido ocultar. También nuestros propios pensamientos, defectos y pecados. De nada vale ocultarlos y, ahora, simplemente con verdadero arrepentimiento y confesión podemos borrarlos para siempre. Pero, más emocionante será vernos a un lado u otro del Señor, porque ese destino, elegido por nosotros, será para siempre. Y si no estamos con el Señor será terrible para nosotros.
Por eso, pidamos ahora la sabiduría y la fortaleza de caminar por los caminos, valga la redundancia, que el Señor nos propone, aceptando todas las pruebas y obstáculo que tratan de impedirnoslo. Seamos paciente y tengamos fe en su Palabra y su Amor Misericordioso.
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