Estamos en espera, Señor, de tu próxima venida. Es tu Palabra la que nos ha revelado esa promesa y tu Palabra es Palabra de Vida Eterna. Pero no es una espera pasiva ni indiferente, sino una espera activa, vigilante y en constante preparación. ¿Y qué significa prepararnos?
Prepararnos, entiendo humildemente, que es estar abiertos al amor y a dejarnos amar. Prepararnos es estar en íntima relación con el Señor de tal manera que sea Él quien dirija mi vida. Prepararnos es perseverar en un diálogo abierto con el Señor que filtre todos los actos de mi vida por su Voluntad. Prepararnos es dejarnos modelar por su Voluntad.
Y eso exige tener al Señor dentro de nuestro corazón en todo momento. Pero esa preparación como espera, Señor, descubrimos que sin Ti, nos es imposible sostener y realizar. Por eso, en este nuevo tiempo de adviento que hoy empieza, te pedimos paz, sabiduría y fortaleza para poder guardarnos de todas aquellas tentaciones que nos impiden cumplir tu Voluntad.
Hay momentos que la espera se nos hace larga, y también nos cuesta mantenernos en actitud vigilante. El camino se empina en muchas circunstancia de la vida y se nos hace difícil subirlo. Danos, Señor, la sabiduría y perseverancia para saber esperar y mantenernos fieles a tu Palabra. Danos, Señor, la paz y fortaleza para sostenernos firmes y fieles a tu Palabra y perseverar en la espera de tu segunda venida.
En tus Manos, Señor, nos abandonamos y expectantes y alegres aguardamos tu segunda venida esperanzados de, por tu Misericordia Infinita, estar entre tus elegidos y a tu derecha. Amén.
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