Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 4 de agosto de 2021

ENCIENDE, SEÑOR, LA LLAMA DE NUESTRA FE EN NUESTROS CORAZONES

 

La fe no se presenta de improviso y sin ningún esfuerzo. Necesita tiempo y esfuerzo por nuestra parte. Así sucede en todas las cosas de este mundo. Salvo que el Señor disponga otra cosa, la fe que pedimos necesita insistencia y perseverancia. Y, sobre todo, un gran convencimiento y confianza de que a quien se la pedimos nos la puede dar. Y eso lleva tiempo y esfuerzo. No es cosa de unos días. El tiempo es la prueba y el testigo de que nuestra petición de fe va en serio, a pesar de que al Señor no le hace falta ese tiempo para saberlo.

Igual que el amor no se da ni se demuestra con palabras, la fe no se adquiere porque uno la pida. Solamente la puede dar Dios. Es un don gratuito que Dios nos regala. Pero, y ésta es la cuestión, Él sabe quien la pide con verdadera insistencia y perseverancia. La mujer cananea del Evangelio de hoy nos puede servir de ejemplo.

Pidamos con insistencia, con paciencia y perseverancia y, sobre todo, con fe para que el Señor prenda nuestros corazones del fuego de la fe. Tengamos confianza y no desfallezcamos y, al igual que aquella mujer cananea, siendo de la condición que seamos, insistamos y creamos que el Señor es Señor de todos, de buenos y malos; de cercanos y lejanos; de amigos y enemigos. En definitiva, de todos aquellos que están abiertos a recibir su Amor con mansedumbre y humildad, incluso debajo de la mesa donde se derrama lo que otros dejan caer.

Pidamos humildad, perseverancia y mucha paciencia para no desesperar ni desfallecer. Jesús, el Hijo de Dios, ha venido a salvarnos, a darnos plenitud de felicidad y Vida Eterna. Creamos, pues, que nos dará ese don de la fe para que podamos seguirle, obedecerle y vivir en plenitud su Palabra. Amén.

domingo, 6 de septiembre de 2020

AMAR PARA, DESDE EL AMOR, PODER ALUMBRAR

Pin on Dios❤
No se puede alumbrar la oscuridad de otro si antes no alumbras tu propia oscuridad. Y, tu propia oscuridad quedará alumbrada, no por ti ni por tus propios esfuerzos, sino por la acción del Espíritu Santo. Un Espíritu Santo que, impulsado desde tu disponibilidad y tu abertura a su acción, te asiste, te auxilia y te dirige hacia la verdad del conflicto y del error alumbrándote en la verdad y la justicia.

Por eso, más que buscar, prepararte y conocer, que, dicho sea de paso no sobra y es necesario, necesitas relacionarte con el Espíritu Santo, abrirte a su acción y dejarte llevar por sus impulsos de amor.

Y eso exige contacto, oración, fe y disponibilidad. Puedes fijarte y tener como referencia la actuación y actitud de María ante el anuncio del Ángel Gabriel - Lc 1, 26-37 - donde María se rinde a la Voluntad del Padre y abre su corazón a la acción del Espíritu Santo.

Ella, nuestra Madre, puede enseñarnos el camino, pues ella lo conoce y lo ha recorrido primero, y nos puede alumbrar, por supuesto, fijándonos en ella, para también nosotros, recorrido, poder alumbrar a otro sobre el verdadero camino a seguir.

Es eso, Señor, lo que hoy quiero, una vez más, pedirte y suplicarte con todo mi corazón. Sé y reconozco mis fallos e inconstancias que debilitan mis buenas intenciones pero, también sé que, Tú, Señor, lo puedes todo y, por supuesto, cambiar mi corazón está en tus Manos. Por eso, yo, humildemente, no dejaré de insistirte y seguir tus propios consejos de perseverar e insistir como aquella viuda - Lc 18, 1-8 -  ante el juez injusto.

miércoles, 5 de agosto de 2020

LA PACIENCIA DE JESÚS

Mateo 15:21-28.... | Biblia imagen, Arte de jesús, Imagen de cristo
Cuando reflexiono sobre esta pasaje evangélico de la mujer cananea, que pide la sanación de su hija enferma y poseída por el demonio, pienso que Jesús podía eludir esa súplica o, simplemente, curarla evitando tanta insistencia y gritos de aquella mujer. Pero, no actúa así, sino deja que la mujer siga insistiendo como queriendo hacer ver la fe de aquella mujer. Porque, quien insiste demuestra y hace visible su fe. El sentido común nos dice que quien no tiene fe no persevera en la insistencia.

Jesús sobresalta esa insistencia admirando la fe de aquella mujer y, como dando por hecho la exaltación de la insistencia y perseverancia, que nos sugiere a nosotros cuando nos advierte que insistamos y pidamos - Mt 7, 7-12 -  a pesar de las circunstancias adversas por las que pasemos. Porque, la fe se demuestra precisamente en esos momentos. ¿Cómo puedes demostrar tu fe cuando las circunstancias son favorables? Sólo se puede comprobar tu fidelidad cuando pasas por momentos delicados y tu fe se sostiene firme a pesar de que lo que vives te dice lo contrario.

Conscientes de esos peligros, de esas debilidades y seducciones y, reconociendo nuestras flaquezas y deseos concupiscentes, pasionales, vanidosos y egoístas, te pedimos, Señor, como aquella mujer cananea que fortalezca y afiences nuestra fe y que nuestra insistencia y perseverancia sea paciente, constante y firme, hasta el punto de sostenernos fieles a tu Palabra y, con nuestra disponibilidad e insistencia, saned nuestros corazones de las seducciones y peligros de este mundo. Amén.

sábado, 16 de noviembre de 2019

NECESITO ORAR, SEÑOR

Resultado de imagen de Lc 18,1-8
Dame, Señor, la sabiduría para saber y entender la necesidad de la oración. Necesito orar a pesar de que los resultados no se vean, o quizás sean contrarios a lo que yo pido y deseo. Y es que, Señor, confieso y me doy cuenta que no sé pedir. Quizás pida lo que no necesito o lo que, a la larga, no me conviene, pero lo ignoro y es eso lo que necesito saber y darme cuenta. Y no es nada fácil, por eso, Señor, te pido sabiduría y paciencia para, poniendo toda mi confianza en Ti, tener fortaleza y perseverancia en no dejar de orar e insistir sin desmayo.

Necesito, Señor, orar para vaciar todos mis problemas e interrogantes en Alguien en quien pueda confiar. Y ese, Señor, eres Tú. Es posible que yo no te escuche ni te preste la debida atención. Es posible que yo no te entienda ni sepa que Tú me escuchas y estás siempre presente. Y es también posible que dude de tu Palabra, pero, yo, Señor, quiero fiarme de Ti porque Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Por todo ello, a pesar de mis dudas, quiero seguir insistiendo aunque todo se suceda contrario a lo que deseo y te pida. Creo en tu Bondad y tu Infinita Misericordia. Me lo has demostrado con tu Pasión y Muerte, entregando tu Vida de forma voluntaria y libre para rescatarme y librarme de mis pecados y restituirme la dignidad de hijo de tu Padre Dios. 

Dejo todo en tus Manos y a tu Voluntad, Señor, porque, sólo Tú es el que sabe y el que busca mi bien ante que yo mismo, que, sometido al pecado, busco ignorantemente mi propia perdición y muerte. Tú sólo, Señor, puedes salvarme y a Ti me confío y abandono. Por mi parte y siguiendo tu advertencia y contando con tu Gracia, seguiré insistiendo hasta que Tú decidas, Señor, el momento de mi hora. Amén.

viernes, 20 de septiembre de 2019

LLENA MI CORAZÓN DE TU GRACIA, SEÑOR.

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 



Sé que es la única solución, porque, por mis propias fuerzas me es imposible, dejar mi vida en tus Manos, Señor. Te necesito, Señor, para que llenes mi angustiado y pobre corazón de tu Gracia, para que lleno abundantemente de ella se derrame hacia afuera y entre también en los demás iluminándolos y aliviando mi vida con tu Amor e Infinita Misericordia.

Por eso, Señor, te suplico, una vez más, que derrames tu Gracia abundantemente en mi corazón. Y, saciado de ella, sea mi corazón un manantial de tu Gracia, Señor, que salta y contagia a todo aquel que se acerque y quede impregnado de tu Amor y Vida Eterna. Porque, de no ser así y quedarse dentro de mí no sería verdadera Gracia tuya, sino puro egoísmo que se volvería contra mí mismo. Pues, Tú, Señor, eres Amor y la esencia del verdadero Amor es darse, hasta el punto de contagiar, a los demás.

Y es que el verdadero Amor es Aquel que convierte y se da hasta el extremo de dar la vida por el otro. Tal y como hizo nuestro Señor Jesús. De modo que, si tu Amor, Señor, no me cambia hasta el punto de darme a los demás, algo sucede dentro de mí que no estoy escuchando o asumiendo bien y estoy impidiendo entrar en mi corazón tu verdadera Gracia.

Insisto, Señor, tomándote por tu Palabra, y te suplico que por tu Amor Infinito derrames abundantemente tu Gracia en mi corazón y me protejas del Maligno que me acecha a cada instante de mi vida tentándome en mis puntos más frágiles y débiles. Confío en Ti, Señor, y en tus Manos me abandono. Amén.

sábado, 17 de noviembre de 2018

PEDIR ES NECESARIO

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No podemos pasar esta vida sin pedir. Lo necesitamos imperiosamente y de forma vital. Imprescindible, diría yo, pues nuestro camino es lucha diaria por avanzar desde la imperfección a la perfección. Y eso no podemos lograrlo sin el auxilio del Espíritu Santo. Somos seres imperfectos y, por nosotros mismos, no podemos perfeccionarnos. Se hace necesario el auxilio de la Perfección - el Espíritu Santo -  para alcanzar la perfección.

Ese es el camino hacia la santidad, ser perfectos como mi Padre Celestial es Perfecto - Mt 5, 48 - nos dice el Señor. Y ese debe ser nuestro objetivo y camino. De ahí la necesidad de nuestra insistencia y lo vital y fundamental que es para nuestro camino y vida. Y lo importante que esté apoyada en nuestra fe. Una fe que se deja ver en los gestos y actuaciones de nuestro camino.

Pedirle al Padre en justicia y verdad lo que verdaderamente necesitamos, tanto para la vida como para alcanzar esa santidad querida y perseguida como objetivo principal y primero de nuestro camino y como consecuencia de nuestra fe. Y, en esa lucha y camino de cada día no desfallecer, a pesar de que no veamos respuestas ni resultados, porque el Señor sabe el cómo y cuándo, la hora y el momento que nos conviene.

Una cosa es segura, el Señor nos escucha y nos responderá siempre. A nosotros nos toca aguardar con verdadera paciencia y, sobre todo, fe. Aprovechamos este momento del rincón de oración para pedirle, eso, fe y mucha paciencia y confianza. Sabemos, Padre, que eres bueno, que nos quiere y nos escucha, y que nos darás todo aquello que nos viene bien para nos desviarnos del verdadero camino que nos lleva a tu Casa.

Danos, Señor, la fuerza, la voluntad, la sabiduría, la perseverancia y la constancia de no desfallecer, e insistir con fe y confianza en pedirte lo que verdaderamente necesitamos, para alcanzar el Perdón y la Misericordia y permanecer a tu lado en gozo y plenitud hasta la Eternidad. Amén.

domingo, 3 de diciembre de 2017

NADIE PODRÁ DECIR QUE NO SE LE HA AVISADO

Llega a parecer un disco rayado. La insistencia a la llamada de permanecer vigilantes es muy repetida. Y eso nos da a entender como nos conoce el Señor. Sabe de nuestras debilidades, de nuestra tendencia al pecado, de nuestra naturaleza pecadora. Sabes que somos presa fácil y podemos perdernos. Por eso, nos alerta y nos avisa con mucha reiteración.

Pero, no consiste esa llamada a estar vigilantes solamente, sino a estar injertado en Él, porque sin Él el mundo nos engulle y nos devora. Necesitamos estar preparados unidos al Señor. Llenar nuestra alcuza del verdadero aceite de la fe, y estar bien alimentados de la Eucaristía, Cuerpo y Sangre del Señor, que nos conforta, nos fortalece y nos da la capacidad para soportar todos los embates que el mundo nos pone delante con la intención de despistarnos y distraernos.

Y el arma más importante para mantenernos unido al Señor es la oración. Una oración cargada de humildad, de perseverancia, de fe y de confianza. Una oración confiada y solícita que nos sostenga despiertos y en constante unión con el Señor. Una oración abierta a la acción del Espíritu Santo, para que, guiados por Él podamos soportar y vencer todos los obstáculos que nos salen al paso en nuestro camino.

Ven Espíritu Santo y llena nuestros corazones de luz y de fortaleza, para que nuestra unión con el Señor sea constante y perseverante. Auxílianos y asístenos en todo momento, sobre todo en los momentos más débiles de nuestro camino. Sostennos siempre expectante y despierto en tomar conciencia de Dios y de vivir cada día como el último de nuestra vida, como si fuera ese día el que Tú has elegido para venir de nuevo.

Gracias, Señor, por avisarnos de forma muy reiterada e insistente. Gracias, Señor, por ese amor que nos demuestra. Gracias, Señor, porque, sabemos de tu Misericordia, y, abandonados en ella, confiamos que el día de tu venida nos encontremos preparados para recibirte. Amén. 

jueves, 6 de octubre de 2016

DANOS, SEÑOR, LA CAPACIDAD DE PERSEVERAR



No se trata de estar y permanecer, porque podemos estar, pero no paticipar ni vivir. Se trata de estar y perseverar en la actitud de pedir, de insistir, de persistir y mantener la esperanza confiada en la escucha y respuesta del Señor. Se trata de pedir hasta que nos den; se trata de buscar hasta hallar; se trata de tocar hasta que nos abran. 

Porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. Es esa la actitud con la que hay que estar y permanecer. Y no es fácil, porque nos cansamos, nos desencantamos y perdemos la confianza en Dios. Llegamos incluso a pensar que no nos hace caso ni nos oye. Pero, ¿cómo podemos pensar así? Por eso nos dice el Señor que si nosotros somos capaces de dar cosas buenas a nuestros hijos, ¿cómo Él, nuestro Padre Bueno del Cielo, no nos escucha y nos atiende dándonos precisamente lo que nos conviene para nuestra salvación?

Tengamos la confianza, y pidamos esa confianza y fe que nos hace falta para sostenernos en su presencia y confiados en su generosidad y misericordia. No dejemos nunca de tocar, de insistir y de importunar cuando se trata de buscar las cosas de Dios. Y molestar por servir, por ayudar, por socorrer al afligido, al enfermo, al pobre y desvalido no es molestar es amar a Dios. 

Por eso, pidamos ese don de la insistencia y la perseverancia, y el discernimiento para saber distinguir lo que es bueno y merece persistir para el bien de los demás. Porque nos puede ocurrir que no sabemos pedir ni tampoco lo que conviene. Y rompemos la puerta estropeándolo más que arreglándolo. 

Pidamos con la confianza que el Espíritu Santo nos alumbra nuestras peticiones y nos da la fortaleza y la sabiduría para insisitr y saber pedir. Amén.