Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 12 de octubre de 2017

DESDE MARÍA LLEGAR A SU HIJO

María, la joven sencilla, humilde, sincera, obediente es elegida porque todo su ser lo pone en Manos del Señor y se entrega a la Misión que el Ángel Gabriel le anuncia. María es dichosa, no ya por todas sus virtudes, sino por su "Sí" a la Voluntad de Dios. Ella es la primera que escucha y acepta la Palabra de Dios, poniendo su vida en peligro y anteponiendo al Señor a todo lo demás.

Ella nos enseña que Dios es lo primero, y luego todo lo demás, que se nos dará por añadidura. Porque, obedeciendo a Dios no hay peligro verdadero. Podemos atravesar un camino de sufrimiento y dolor, pero saldremos vencedores como su Hijo, nuestro Señor, en su Pasión. 

No tratemos de ser importantes en obras y hazañas heroicas; no tratemos de ser los primeros ni mejores por nuestras obras, porque Dios no nos pide obras, las hace Él. Sólo quiere nuestra libertad y disponibilidad, y que nos pongamos en sus Manos. Todo lo demás nos vendrá por añadidura de su Gracia. Eso es la lección que nos ha dejado María, que siendo humilde y sencilla es la Reina más admirada hoy de todos los pueblos. Precisamente hoy se celebra en toda España a nuestra Madre María, bajo la advocación de la festividad de nuestra Señora del Pilar.

Siempre tendremos en nuestra Madre, María, un ejemplo de iniciarnos en la oración. Porque, orar es obedecer en la escucha atenta a la Palabra de Dios. Quien ora está disponible y en actitud de corregir los pasos de su vida y encaminarlos según la Voluntad de Dios. Es decir, está abierto a la obediencia. 

María es obediente y se abre a la Voluntad de Dios. Eso la hace dichosa y bienaventurada y, por eso, es elegida la Madre de Dios. Pidamos esa virtud de la obediencia, confiados a la Palabra de Dios. Dios, nuestro Padre, que no nos pedirá nada malo, sino al contrario, todo lo bueno que necesitamos para entrar en su Casa y pasar la eternidad junto a Él en gozo y felicidad eterna. Amén.

miércoles, 11 de octubre de 2017

SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR

Hablar con mi Padre Dios me exige perdonar. Es algo que se produce en el mismo momento que contacto con Él, porque, Él es la misma Misericordia. Y no cabe ni puedo pedirle misericordia cuando yo no estoy dispuesto a darle a los que me ofenden. Es algo consustancial con la misma oración filial con el Padre. 

El recibir su perdón misericordioso me descubre y exige darlo yo también a los que me han ofendido. Está implícito ahí, y no puedo recibir el perdón si yo no estoy dispuesto a darlo. No hace falta descubrirlo, porque se revela simultáneamente al perdón recibido. Viene adjunto, diríamos en término coloquial, a la misericordia recibida.

Tú experimentas que, en la medida que tú perdones serás perdonado. Son Palabras del mismo Jesús que nos da pauta y camino en la parábola del siervo sin entrañas -Mt 18, 21-35- donde nos descubre la necesidad de perdonar y en la medida que debemos hacerlo. No podemos imaginar a un padre que no perdone a todos sus hijos, ni tampoco a unos hijos que, perdonados por su padre, no se perdonen entre ellos. No cabe entenderlo de otra forma, ni tampoco excluirlo, porque al hacerlo nuestra propia conciencia nos excluye también a nosotros.

El perdón es la máxima expresión del amor, porque quien perdona, ama. El perdón te regala la oportunidad de corregirte, de enmendarte y de levantar tus fracasos para convertirlos en éxitos regados por la Gracia de Dios. Y, supuesto el perdón, todo lo demás toma color y se llena de Gracia, porque, perdonando estamos amando y santificando al Señor. Estamos haciendo presente su Reino y cumpliendo su Voluntad y abiertos a recibir toda su Gracia y alimento que necesitamos para permanecer en Él.

Danos, Señor, esa sabiduría, paciencia, fortaleza y paz, para poder perdonar de la misma forma que Tú nos perdona a cada uno de nosotros. Reconocemos que, solos no podemos, pero contigo todo es posible. En eso confiamos y en Ti, Señor descansamos. Amén.

martes, 10 de octubre de 2017

MARÍA HA SABIDO ESCOGER

Muchas circunstancias y privilegios de nuestras vidas está en haber sabido escoger. Muchos gozan de una situación privilegiada por saber escoger y poner todos los recursos para estar allí, donde pensaba que era el mejor lugar. Cuando vemos a alguien bien situado, salvo por un golpe de suerte, suponemos que se ha esmerado y preocupado por organizar su tiempo para poder llegar allí con suficiente ventaja para elegir. Y, claro, ahora goza de una situación privilegiada.

Todo cuesta esfuerzo, sobre todo el gozar de una buena situación. Y eso vale para todos los órdenes de nuestra vida. Las cosas no aparecen de la nada, y cuando son heredadas, también hay que saber sostenerlas y cuidarlas. Y eso, como lo otro, cuestan esfuerzos y trabamos, y, sobre todo, saber elegir.

Es el caso de hoy. Marta se preocupó por tener todo a punto y bien dispuesto. No es que eso no se haya de hacer, es necesario y tiene su importancia . Pero, llegado ciertos momentos, hay que saber elegir lo más valioso y que va a incidir después en todo. Incluso en el trabajo de organizar y tener todo bien dispuesto. María, al contrario que Marta, dejó todo a un lado y se dispuso a escuchar al Señor. Lo tenía delante y no siempre se gozaba de tener a la Palabra Viva en tu presencia.

Desde esa simple apreciación valoremos ahora nosotros el privilegio de tener esa Palabra y al Señor, real y presente, en la Eucaristía. ¿Nos hemos dado cuenta que lo podemos visitar y estar con Él, igual que estuvo María, la hermana de Marta, con Él? Así es, exactamente igual. Hoy tenemos más ventaja porque conocemos al Señor y lo que nos ha dicho y prometido. Está presente, bajo las especies de pan y vino, con nosotros a cada momento. Está en los sagrarios de todas las iglesias. Es una oportunidad única.

Pidamos simplemente eso, despertar y saber elegir al Señor. Claro, nuestras obligaciones están ahí y debemos atenderlas. Es condición indispensable, pero, junto al Señor las atenderemos mejor. Lo importante es buscar espacios para estar con Él y, aparte de escucharle, atender a su Palabra, hablarle y contarle nuestros problemas, nuestras dudas y nuestros deseos de seguirle. Él nos fortalecerá y nos abrirá nuestra mente para que veamos. Tengamos confianza. Amén.

lunes, 9 de octubre de 2017

EL AMOR RESPONSABILIZA

Solemos confundir el amor con protección. En las familias suele ocurrir mucho. Se protege a los hijos y se termina perjudicándoles. Amar consiste en dar lo que se necesita para salir de un problema, de una situación desesperada o de unas circunstancias que te impiden progresar, desarrollarte o crecer progresivamente. Amar es ayudarte a salir de ese apuro o tragedia que te ha tocado vivir y de la que tú solo no puedes salir. Pero nada de protegerte y darte la solución a tus problemas.

El amor responsabiliza a aquel que lo recibes. Así nos ama Dios, nuestro Padre. Es un amor comprometido que nos demanda respuesta y esfuerzo por nuestra parte a hacer un tanto lo mismo. Un amor que nos exige también a nosotros amar de la misma manera que somos amados. Lo descubrimos en el Amor de Dios. Él nos ama, pero nos da lo que necesitamos para merecer ese amor y rebotarlo hacia los demás.

El amor es un compromiso que no se apoya en la belleza, ni en la pasión, ni en el interés, ni en el gusto, ni en los sentimiento, caprichos, bienestar, riqueza y muchas cosas más. El amor está apoyado en el bien y en el interés de buscar la verdad, la justicia y la paz. El amor desea tu felicidad, y esa felicidad no es sino procurar que tú te sientas bien, en pleno gozo y en paz. Y eso no se encuentra en el poder, ni en las fuerzas, ni en las riquezas.

Tampoco está en el tener y poseer. La felicidad es el resultado de saber dar y despojarte de todo aquello que, siendo bueno, ayuda a otros a sentirse bien y a disfrutar y a experimentarse personas. Ser feliz no consiste en tener abundancia, sino saber medir lo que realmente necesitas y compartir lo demás. Porque, en el dar y hacer el bien se esconde la única y verdadera felicidad, que colma plenamente tu vida y te llena de gozo y vida eterna.

Dichosos y bienaventurados aquellos que son capaces de partir sus vidas y darse en trocitos, cada día, para sanar las heridas de todos los que, como aquel hombre asaltado y paleado, sufren los malos tratos de otros.

domingo, 8 de octubre de 2017

CONSERVAR TU REINO

Hay un tesoro que, empezará a ser Tesoro cuando realmente lo descubra, porque, mientras permanezca como algo que me pertenece o no conozca de dónde me ha venido, seguirá siendo un tesoro con minúscula. Posiblemente, a aquellos empleados de la Viña les sucedió eso. No tomaron conciencia de que esa viña se les había regalado para trabajarlo y producir frutos. Y nació en ellos la tentación de apropiársela. Y mataron a los siervos enviados a recoger sus frutos y, también, al hijo.

Necesitamos darnos cuenta de quienes somos y de donde venimos. Necesitamos descubrir que somos empleados de la Viña del Señor. Él nos ha creado y nos ha puesto en este mundo y todos dependemos de Él. Luego, a Él tendremos que rendir culto y tributo, porque de Él hemos recibido todo lo que somos, desde la vida a todo lo que necesitamos para vivir.

Y nuestro trabajo, Señor, consiste en conservar tu Reino. Un Reino de justicia, de verdad y de paz. Un Reino de amor. Trabajar, pues, en el Reino es nuestra misión, pero trabajar según la Voluntad de Dios. Eso es lo que tenemos que hacer y lo que también queremos. Danos, Señor, la sabiduría, no de tanto saber y conocer, sino de querer siempre hacer tu Voluntad. 

Porque, queriendo, el Señor nos dará la fuerza, el impulso y la sabiduría para cultivar esos frutos de amor que Él espera de cada uno de nosotros. Sí, Señor, queremos, como tu Madre, completar ese rosario de nuestra vida en vivir tus misterios desde la actitud de imitar tu vida. Pero, no queremos quedarnos estancados en unas normas y rutinas de cumplimientos instalados, sino vivir intensamente el deseo de cumplir tu Voluntad y cultivar esa parte de Viña que has dejado a mi cargo.

Quiero, Señor, y para eso te pido tu Gracia, pues sin ella no podría hacer nada, producir en mi vida esos frutos de amor que Tú esperas de mí, y, cuando me llames a tu presencia, ofrecértelos humildemente con todo mi amor. Porque, sé y confío que, simplemente queriendo y poniendo mi empeño, Tú pondrás tu Amor para que mi tierra sea fértil y dé hermosos y buenos frutos. Amén.

sábado, 7 de octubre de 2017

APRENDER A MIRARNOS EN MARÍA



Una madre es siempre un espejo donde mirarnos. Seguro que todos tenemos mucho de nuestras madres. No sólo la herencia que corresponde a nuestra genética, sino también a todo lo que, a lo largo de sus vidas, nos han transmitido y testimoniado.

Pero, a parte de nuestras madres de la tierra, tenemos también todos, por la Gracia de Dios, una Madre en el Cielo. Una Madre digna de mirar y recordar, pero también de imitar. María es la Madre buena, sencilla, atenta, fuerte, humilde, entregada, comprensiva, alentadora..., pero, sobre todo, disponible. Es esa la virtud más importante, la que Dios le pidió cuando fue elegida para ser la Madre de su Hijo. 

Y, María, dijo "Sí". Pidámosle también nosotros al Espíritu que por intersección de María, también nosotros respondamos al Señor, porque también nos elige y nos llama a cada uno, "sí". Un "sí" de corazón, abierto y entregado a, poco a poco, ir respondiendo a lo que Él quiere de cada uno de nosotros. Un "sí" que ponga en Manos del Espíritu todo lo que hemos recibido del Señor, sin dejar nada para nuestra gloria personal y para nuestro disfrute particular.

Un "sí" que nos lleve a proclamar, como ella, ¡eh aquí el esclavo del Señor, hágase en mí según tu Palabra! Amén.

viernes, 6 de octubre de 2017

BUENA COSECHA



HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


A veces desesperamos porque nos parece que nuestra cosecha es mala. O, porque simplemente no aparecen ni se ven los frutos por ninguna parte. El desánimo y deseo de abandono hace presencia. Estamos empeñados que somos nosotros los que tenemos que cultivar esa cosecha y sacar esos frutos. Y, lo grave, es que nos equivocamos. 

De nosotros solos depende nuestra disponibilidad. Es decir, nuestra libertad. Ponerla en Manos de Dios es todo lo que tenemos que hacer. Pero, eso que puede parecernos fácil, no lo es. Estar disponibles es muy difícil, hasta el punto que necesitamos la Gracia de Dios para sostenernos en esa actitud. Sin embargo, diríamos que el primer paso en ese sentido tiene que ser nuestro. Dios ha salido primero a nuestro encuentro, pero necesita nuestro sí y disponibilidad. Sin él no puede salvarnos.

Ahora, tomando conciencia de esto, podemos valorar y admirar el gran mérito de nuestra Madre María. Ella abrió su corazón al Espíritu de Dios para que actuara. Se ofreció sin condiciones hasta el punto de declararse su esclava. Es una hermosa referencia para nosotros, sus hijos, que nos ayuda y nos alumbra la actitud a seguir:  "estar disponibles para dejar actuar al Espíritu en nosotros".

Y es eso lo que te pedimos ahora y en este momento, Señor. Mueve nuestros corazones para que seamos capaces de dar ese paso. Mueve nuestras voluntades para que, abriéndonos a Ti, podamos obtener buena cosecha y dar buenos frutos. Ponemos nuestras almas a tu disposición para que sea tu Espíritu quien nos dirija y nos mueva a la conversión.

Danos, Señor, la sabiduría de descubrir tu Palabra y tus obras, y, alumbrados por ellas, vivamos el hermoso reto de nuestra vida. Es decir, corresponder con nuestras vida a dar esa cosecha de buenos frutos que Tú esperas de cada uno de nosotros. Amén.