No aceptamos a Jesús como el Hijo de Dios ni tampoco el anuncio de su Palabra. Exigimos pruebas, porque el dios en el que nosotros creemos tiene que ser un dios que coincida con nuestra manera de pensar y de ver las cosas. Lo hicieron los del tiempo de Jesús y continúan haciéndolo los de ahora. Todos queremos y exigimos pruebas a los interrogantes y a las consecuencias de nuestros mismos pecados.
Pedimos a Dios respuestas de todo lo que sucede, de las guerras, de las miserias y muertes que suceden en nuestro mundo Pero, ¿es Él el responsable? ¿Tenemos nosotros derechos de exigirle? ¿Acaso podemos nosotros entenderle? ¿Estamos nosotros capacitados para discutirle sus planes?
Perdonanos, Señor, por tanta osadía y orgullo. Perdonanos, Señor, por sentirnos capaces de poner en duda tus planes hasta el punto de rechazarlos. Perdonanos, Señor, por tanta exigencia sin ningún derecho habiendo recibido gratuitamente todo lo que somos y tenemos de Ti. Perdonanos, Señor, por exigirte que tus planes se adapten a los nuestros y que tu Voluntad a la nuestra. Perdonanos, Señor, tanta exigencias, tanta necesad, tanta ignorancia y ceguera.
Te pedimos, Señor, que nos des la humildad necesaria para aceptar y creer en tu Palabra siguiendo tus enseñanzas y tus mandatos. Te pedimos, Señor, que nos des la sabiduría de ponernos en tus Manos y dejarnos guiar por tu Espíritu sin rechistar ni poner en entredicho tus caminos. Danos la paciencia, la fortaleza y la perseverancia para seguir tus pasos aunque entendamos que no son los nuestros. Amén.
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