Gracias, Señor, por descubrirnos tu Gloria y darnos ese adelanto de gozo y alegría. Es verdad que nosotros no lo hemos experimentado, pero nos consta y nos vale el testimonio de Pedro, que estaba allí contigo junto a Santiago y a Juan. Los evangelistas lo han recogido, y hoy es Marcos quien nos lo transmite. Es asombroso leer como Pedro se olvida de sí mismo y sólo piensa en Jesús, Elías y Moisés en hacerle una tienda para cada uno.
Hoy, Señor, queremos pedirte que nos descubra también la dicha de experimentarte dentro de nosotros y, como Pedro, Santiago y Juan, quedarnos extasiados y gozosos por tu presencia y transfiguaración. Gracias, Señor, por esas palmaditas que nos animan, renuevan nuestras esperanzas y nos ayudan a sostenernos en el camino. Tenemos muchas problemas y tentaciones que nos amenazan con separarnos de Ti derrumbando nuestra esperanzas y nuestra fe.
También no entendemos muchas cosas que, aunque nos fiamos de tu Palabra, nos llenan de dudas y vacilaciones. Por eso, Señor, confiamos en Ti, y en tus Manos nos abandonamos y, apoyados en tu Misericordia amorosa te pedimos que nos aumente nuestra fe y nos sostengas a tu lado. Amén.
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