Se acerca la fiesta de Pentecostés. La Palabra de Dios me ayuda a disponerme para acoger al Espíritu. Su paz y fortaleza renuevan mi vida cristiana. Su luz me guía en la verdad y me conduce a Jesús: mi camino, mi verdad y mi vida. El Espíritu me ayuda a moverme entre las cosas del mundo con lucidez evangélica y me empuja a entrar en la novedad del Reino. Lo invoco confiado: “Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento”.
Jesús, con mi mano abierta, quiero acogerte a ti en cada ser humano. Jesús, con mi mano abierta, quiero ofrecer a todos tu sonrisa, tu paz. Enséñame a amar, como tú. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario