Me hago consciente de la mirada de amor de Jesús a mi vida. Siento su presencia que me habita, me rodea, me protege. Me abro a su presencia. Le dejo que lea los secretos que llevo en el corazón, es amigo verdadero. Le digo confiadamente las palabras que me broten del interior. No me siento solo/a, el Espíritu de Jesús habita en mí.
¡Ven, Espíritu Santo! Ayúdame a estar abierto a a tus inspiraciones, a conservar en mi corazón la alegría de saberme amado por ti para que, con gran confianza, siga con prontitud y docilidad lo que hoy me inspires. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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