Comienzo la oración haciéndome consciente de que el Espíritu Santo es el gran animador de la vida. Donde él está hay entrega, hay alegría, hay amor. Donde él está, surgen alternativas a modos de vivir egoístas e insolidarios.
Espíritu Santo, limpia mi corazón de toda indiferencia. Enséñame a orar, a abrir mi vida a tu luz. Que la Palabra de Jesús dé fruto en mi vida. Busco la vida. Quiero vivir. En tu manantial descanso y bebo. Acojo con alegría tu gracia. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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