Comienza la oración haciéndote consciente de este amor de Dios. Dios es tu familia, tu hogar, tu refugio. Te lleva en las entrañas. Cuando oras, te haces consciente de este amor incondicional. Descálzate para escuchar el misterio de amor que habita el corazón del mundo. Haz silencio hasta que el amor del Padre y del Hijo y del Espíritu te envuelva por completo.
Abro mis manos y mi corazón y me dejo hacer por ti. Yo me hago capacidad y tú te haces, en mí, torrente de gracia. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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