Señor, cuando te llamo, vienes a mi lado: Tú eres mi fortaleza, mi paz.
En tu confianza me refugio en los momentos de desaliento.
Cuando la soledad es grande, a pesar de todo lo que me rodea,
Tú eres mi unico consuelo: el amigo fiel que nunca abandona.
Te siento en mi tristeza y te siento en mi alegria.
Me enreda el ambiente, me arrastra con sus redes.
Y me olvido de ti, y de nuevo me siento abatido y vacio.
Quién o qué cosa llenara mi vida?
Y en este silencio me doy cuenta de que TU eres mi respuesta.
Gracias Señor, por esos brazos siempre abiertos que me tiendes;
Gracias por tu perdon.
Gracias por ese saber que siempre estas cerca.
Sólo en ti encuentro sentido a la vida. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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