Afanosamente buscamos la felicidad con el trabajo. O dicho de otra forma, buscamos a través del trabajo conseguir riquezas que nos den la felicidad, pero, ni de una u otra forma conseguimos ser felices. Porque, la felicidad no la está en las cosas de este mundo ni tampoco es cuestión de buscarla o pedirla.
Mira, no le pidas a Dios felicidad, vive en su amor y serás feliz. Es ese el secreto que te da eso que todos, unos de una manera y otros de otra, buscamos. Porque, puedes recibir hoy, por la oración de muchos, el milagro de tu curación, pero, sabes que volverá la enfermedad y la hora de la muerte. Y la curación y sanación de tu enfermedad es pasajera y no te dará felicidad permanente. Sí, te alegras en el momento y, quizás, por un tiempo, pero volverá a llegar de nuevo la enfermedad.
Por tanto, la felicidad está en vivir en la presencia del Señor y permanecer siempre a su lado. En, con y por Él todo será vencido y, a pesar de que llegue la enfermedad y la muerte, seremos sanados por su Gracia y para gozar en Él eternamente. Por eso, nuestra misión en este mundo es buscar espacios de paz, serenidad y oración para estar con el Señor, y también para llevarle - estando con Él - a los demás.
Para eso, consciente de que es difícil para y por nuestra naturaleza pecadora, te pedimos, eso sí, Señor, tu fortaleza para sostenernos fieles, firmes y perseverantes en permanecer contigo, abiertos a tu Palabra y disponible para derramar todas tus enseñanzas a los demás. Que te conozcan es nuestra meta y misión, y, para ello, Señor, contamos con tu Gracia y Misericordia. Amén.