Marcos 12, 38-44. En aquel tiempo, enseñaba Jesús ...
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muchas veces estoy tentado a mirar para otro lado. Me escondo y escondo mi bolsillo, y trato de justificar mis apegos, mis comodidades y mi pereza a compartir. Esa desgana motivada por mi naturaleza egoísta me confunde y al mismo tiempo me exige.
Me confunde porque no sé dónde está el límite de mis fuerzas y de mi compartir. Y por otro lado me exige darlo todo hasta verme yo mismo necesitado. Ese debate provoca luchas en mi interior que amenazan con quitarme la paz, y experimento que eso no es bueno.
Por eso recurro a ti, Espíritu Santo, ¿a quién si no puedo ir? Necesito de tu consejo, de tu sabiduría, de tu fortaleza, de tu discernimiento, de tu Verdad. Porque solo en Ti puedo encontrar la luz que me ayude a darme y a dar de lo que he recibido. Tanto lo material como lo espiritual.
Que no me conforme con dar de lo que me sobra, ni tampoco de mis bienes materiales, sino que me dé integralmente, material y espiritual, pues todo me ha sido dado por mi Padre Bueno. Amén.
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