Guíame, conduceme, camina a mi lado. Mi vida yo te doy, oh |
y dame la sabiduría de tomar conciencia que sin servicio no hay manera de amar. Porque el amor se concreta en el servicio a los demás. ¿Qué si no hiciste Tu, mi Señor, sino servir hasta el punto de dar tu vida por cada uno de nosotros?
Pero mantener esa actitud servicial, sobre todo con los enemigos, se hace ardua y difícil. Por eso, Espíritu Santo, necesito tu concurso, tu asistencia y tu fortaleza, para salir de mí y darme, desprendido de todo aquello que me ata, me esclaviza e impide entregarme en el servicio, por amor, a los demás.
Y experimento que cuanto más te lo pido, más me cuesta y peor actúo. Dame paciencia para tolerarme y aceptarme; dame paciencia y perseverancia para aceptar mis fracasos y torpeza, para no desesperar y mantenerme en tu presencia confiado de que Tú estás a mi lado y me acompañas. Amén.
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