¿Sabes realmente lo que estás haciendo? O dicho de otra forma, ¿sabes lo que te estás perdiendo? ¿No crees que el contacto con Jesús pueda curarte? Curarte ahora, pero más importante salvarte para siempre. Te por seguro que Jesús lo puede hacer si esa es su Voluntad. Simplemente tienes que pedírselo como lo han hecho muchos otros. Aquellos de su tiempo, pero también muchos de nuestro tiempo.
¿Cómo puedo tocar a Jesús? ¿No lo sabes? Puedes más que tocarlo. Puedes comer su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino. Cada vez que tomas la comunión en la Eucaristía, estás recibiendo al Señor. Es decir, tocándolo íntegramente, y quedando curado de todas tus enfermedades físicas si así lo crees, porque Jesús tiene poder para eso.
Pero también quedas curados de los males que afectan al alma, como son el individualismo, el egoísmo, la insolidaridad, el ensimismamiento y cerrazón de pensar en nosotros por encima de todo y todos los demás. El vencer nuestras envidias, soberbias y vanidades. Porque Jesús ha venido para eso. Hoy nos lo relata claramente el Evangelio: Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que les dejara tocar la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
Jesús no ha cambiado, y está entre nosotros. Cada día se hace presente en la Eucaristía, y tienes la oportunidad de tocarlo. No lo dudes, el puede curarte con la mejor medicina que tú necesitas, la que te conviene y la mejor para ti. Confía, acercarte y tócalo.
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