El Primado de Pedro está apoyado en el servicio que Jesús le otorga para que, como continuador de su Misión, sirva a los demás y los conserve unidos. Así lo hizo Jesús y así pedía al Padre, -Jn 17, 21-.No es una elección de poder ni de privilegio, sino una elección para servir y unir en el amor. Pedro, asistido por el Espíritu Santo, gobierna la Iglesia por los siglos de los siglos. Es él el Pastor que representa al Señor y al que le ha sido encomendada su Iglesia.
Sin interrupción, desde Pedro han sucedido hasta nuestros días los que han tomado el testigo de Pedro. Y ha sido el Espíritu Santo quien ha ido auxiliando y dirigiendo a la Iglesia. Hoy tenemos al Papa Francisco, sucesor directo de Pedro, que dirige la Iglesia y nos mantiene unidos en obediencia, paz y amor. Eso no está en contradicción con las diferencias y enfrentamientos de pensamientos internos y externos en el seno de la Iglesia. El camino siempre representa lucha y diferencias. En ellas se encuentra luz y verdad.
Es el pueblo que camina, liberado de Egipto, y que en momentos se pierde, se contamina, se rebela y se confunde. Es el pueblo que también se purifica, se limpia, se encuentra y se somete a la Palabra de Dios. La Iglesia sufre el dolor de sus hijos y la lucha interna entre ellos. Por eso, la figura del Papa representa la unidad, la obediencia y la Mano del Espíritu que, asistido divinamente, lleva a la Iglesia por los caminos que la Voluntad de Dios señala y marca.
El Papa ha sido elegido para servir. Es el primer servidor de la Iglesia y llamado a dar su vida por ella. Es la piedra donde Jesús quiso apoyar la continuidad de su obra: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Recemos todos por el Papa. Amén.
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