Te damos gracias, Señor, porque has movido nuestros corazones para que volvamos a ti.
Te damos gracias, porque nunca nos abandonas a pesar de nuestra tozudez, de nuestra infidelidad.
Te damos gracias, porque nos iluminas para descubrir nuestro pecado, todo aquello que no nos deja crecer como personas.
Te damos gracias, porque eres misericordioso y paciente con nosotros, porque a través de tus sacramentos te sentimos cercano.
Te damos gracias, porque creas en nosotros un corazón más puro, más limpio, un corazón capaz de amarte más a ti, al prójimo, a mí mismo y a toda la creación. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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