Señor, miro mi vida y te digo gracias, porque las veces que no entendí por qué las cosas no salían como las esperaba, Tú estabas a mi lado.
Gracias porque viste cada uno de mis esfuerzos y me animaste a no renunciar. Gracias por todas las personas que pones en mi camino, que me sostienen y me recuerdan los dones que me has dado.
Gracias porque al final del camino hay recompensa, porque la felicidad que me concedes es más grande la que podría soñar. Gracias por todo lo que pasé, que me hizo llegar hasta hoy. Gracias, Señor, por escuchar mis sueños y acompañarlos. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario