Empieza la andadura de la Iglesia y en ella voy yo, al menos esa es mi intención. Y yo también, como miembro de la Iglesia quiero aportar mi granito de arena aunque me reconozco débil y muy limitado.
Es por eso, Señor, siendo consciente de que me has elegido y soy menos que un grano de mostaza, te pido que me des sabiduría, fortaleza y paz para, a pesar de mis defectos y pecados, dar testimonio de que Tú, mi Señor, eres el Hijo de Dios que, dando cumplimiento a todas las profecías, has venido a este mundo a anunciarnos la Buena Noticia de la Infinita Misericordia de tu Padre y nuestra salvación por su Infinito Amor. Amén.
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