Me dispongo para la oración y aquieto mi corazón preparándome para la sorpresa porque sé, Jesús, que en generosidad y delicadeza nadie te gana. Quiero despojarme de todo lo accesorio para centrarme en ti, lo único necesario. Me vacío para acoger tu presencia, que es la única que de verdad puede desbordar mi vida. Deseo experimentar que tu amor me habita y así proclamarlo hasta los confines de la tierra.
Gracias, Señor, por contar conmigo, por aceptarme entre tus íntimos. Sé que caminas conmigo, que eres compañero de camino, que estás junto a mí, que trabajas conmigo cada vez que me pongo a anunciar tu Evangelio.
Sé, que cuando te anuncio, tú confirmas mi palabra con la fuerza de tu Espíritu y te haces presente en mí, acompañándome en la marcha de la vida. Yo también quiero ser tu palabra y tus manos allí donde me pongas. Amén.
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