Ayúdame, Señor, a saber esperar sin desmoralizarme, a saber escuchar sin cansarme, a acoger con bondad, a dar con amor, a estar siempre ahí cuando alguien me necesite.
Ayúdame a ser esa presencia segura a la que siempre se puede acudir, a ofrecer esa amistad que pacifica, que enriquece, a través de Ti y en Ti, a transmitir una paz gozosa, tu paz en mi alma, Señor, a estar totalmente centrado en Ti y disponible y acogedor para los otros. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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